martes, 26 de marzo de 2024

Escritos desde casa

 Nuevo núcleo:

Cerca de 600 gomas recogidas del suelo durante el 2020. Todas ellas encontradas alrededor de los mupis. El alto del tubo es de 1,20 m que corresponde al ancho de los carteles colocados en dichos soportes. Se puede observar que en el inicio( empezando por abajo ) las gomas son más blanquecinas, esto se debe a que estuvieron más tiempo expuestas al sol. Como datos curiosos: las más negras las recogí de la propia carretera, los neumáticos las ennegrecieron, otras perdieron su elasticidad y al intentar colocarlas partieron... gracias a la gente que ha contribuido, bien dándomelas o enviándome fotos de lugares donde encontraban.

Fue aquí en Valencia y durante el 2020, cuando me di cuenta de que alrededor de los mupis, que son los soportes publicitarios que encontramos en las calles de nuestras ciudades veia gomas elásticas. Termine relacionando estos hallazgos con el gesto de los operarios al colocar los nuevos carteles. El trabajador llega al lugar con su furgoneta, se detiene junto al mupi, abre la pantalla de cristal que lo proteje, retira el cartel existente, lo enrolla y lo sujeta por dos gomas, que introduce por sus extremos para más tarde guardarlo en la parte trasera del vehículo. Seguidamente saca el nuevo cartel, este también viene enrollado y sujeto por dos gomas, que desliza por el tubo hasta terminar en el suelo. Coloca el nuevo poster, cierra la pantalla. Se monta en su furgoneta y se dirije al próximo mupi. Son estas gomas tiradas las que estuve recogiendo durante muchos meses hasta cubrir un tubo de cartón de 1,20 de alto. 

Me gusta abrir la ventana y ver que todas esas ramas que se mueven tienen sonido.
Uno empieza a saber que se encuentra mejor, cuando tiene ganas de salir de casa.

Es en esta dirección pero también en otras, donde he tenido escondites en los que guardaba cubos de pintura plástica con los que pintaba y escribía mi nombre en las calles de la ciudad. Durante mucho tiempo tuve un lugar que nadie descubrió y si lo hicieron nunca se llevaron nada. Pero no duró para siempre, una vez eché en falta algunas cosas, empezaron a desaparecer de manera frecuente, tal vez el barrendero o quizás el mismo que empezó a guardar cosas allí también...

Después de la cena, salía con mi bicicleta. Mi primera parada era allí. Cerca de casa. Bajaba la pequeña rampa, apoyaba la bici sobre el muro y en un gesto rápido cargaba sobre el soporte delantero un bote pintura. Lo sujetaba con gomas elásticas que iban acumulando salpicones de colores de botes anteriores.

El motivo de estos lugares, tenía varias razones. La primera de ellas era evitar el pánico que me supone pensar que unos de esos botes se desparrama frente a la entrada de la finca en la que vivo, mientras lo sujeto en mi bicicleta, menudo escándalo de color. Las otras razones también están relacionadas con la primera.

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