domingo, 20 de abril de 2014

Knut Hamsun. Capitulo III

Ante mi cabaña, a pocos pasos del sendero, erguíase una piedra gris, que llegó a adquirir para mí fisonomía amical. Dijérase un camarada que al verme venir me saludase complacidamente. Cada mañana, al salir, pasaba junto a ella, y a veces sentía la emoción de separarme de un amigo fiel, que esperaría paciente, afectuoso e inmóvil, mi regreso.

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