¿QUÉ HACER PARA QUE NOS TOMEN EN SERIO?
Si, ocio es emplear el tiempo que no destinamos a ganarnos los medios de subsistencia, en lo que nos apetezca, y cultura es la transmisión del conocimiento, el Rastro, por un lado, hace que la cultura sea más accesible, por medio de la espontaneidad de sus vendedores (entre comillas, candidez), y por oto, más digerible, por la predisposición a pasárselo bien, en un día de fiesta, de quienes por allí se acercan. Por lo tanto, El Rastro no es solo un espacio con una oferta comercial, sino que también lo es de ocio y cultura. Esto se ha consolidado a través del tiempo, por su contenido y, sobre todo, desde que se celebra en domingos y festivos, elementos a tener en cuenta a la hora de efectuar cualquier cambio de contenido o lugar. Esto no quiere decir que, la Universidad utilice el Rastro, hasta el punto, de tenerlo como acicate para iniciar sus investigaciones, ni que los museos se sustenten con los hallazgos ocasionales que allí acontecen y permiten conocer, con más rigor, si cabe, la historia y cultura de un pueblo (en este caso, el nuestro). Pero sí digo que, en su conjunto, el Rastro sirve para estimular la curiosidad, que motiva, tanto a vendedores como a usuarios, explorar por medio de los objetos que descubren, diferentes aspectos de su personalidad y, como punto de encuentro, entre una gran diversidad de personas, a las que el Rastro aglutina entorno suyo, enriquece, personalmente, a cada una de ellas. Es, por todo esto, a mi entender, lo que realmente nos estimula y donde radica el tesoro que todos codiciamos encontrar cada domingo; aunque solo sea de una manera intuitiva, es recompensa suficiente como para reincidir, probablemente, hasta el fin de nuestros días.
Con esto trato de acercarme, con la mayor objetividad posible, a lo que es el Rastro, desde mi punto de vista, o sea, desde una de las miles y miles de miradas subjetivas.
Con esto trato de acercarme, con la mayor objetividad posible, a lo que es el Rastro, desde mi punto de vista, o sea, desde una de las miles y miles de miradas subjetivas.
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