jueves, 31 de enero de 2019
martes, 15 de enero de 2019
Capitulo 3
Ciertamente hubo más innovación estilística durante el período de fundación del movimiento del graffiti que en la actualidad. Una vez que la escena comenzó, los estándares para las formas y los colores primero tuvieron que ser descubiertos y establecidos. Pero incluso los primeros grafiteros no crearon sus obras de la nada. Tuvieron suficiente inspiración: de los cómics o de los anuncios, por ejemplo. Para todos los pioneros que definieron la década de 1970, no debe olvidarse la homogeneidad desenfrenada del trabajo de esa época. Al igual que en cualquier otra década, los años 70 tuvieron su propio estilo típico.
Desde los inicios de graffiti, ha habido estándares para su lugar y tiempo.
En la era actual de Internet, diferentes estándares se han fusionado; o la influencia y el alcance de estándares específicos crece más y más, de la misma manera que las fusiones y adquisiciones en el sector empresarial. La consecuencia ostensible y paradójica de la epidemia mundial del graffiti no es la diversidad, sino la homogeneidad. Es extraño que el gran número de activistas del graffiti (y la presión simultánea de la competencia) conduzca entonces a la uniformidad y al estancamiento, más que a una notable diversidad estética y de desarrollo.
El tradicionalismo y los vientos dominantes de la moda han controlado la evolución del graffiti, a menudo acompañada de una animosidad particular hacia formas más experimentales. Apenas hay un graffiti de vanguardia o de nicho. Uno podría considerar estos estereotipos y clichés como la herencia del graffiti ¨noble¨, o como un consenso estético, pero no cambia la falta de imaginación de la mayoría de los graffiti. Están atrapados en una rueda de hámster de reproducción constante. Esto socava tanto el progreso como la diversidad, a pesar del hecho de que el graffiti es relativamente joven y se ha creado en todo el mundo, y que los activistas del graffiti son conocidos por tener un desprecio arrogante por las reglas y regulaciones. Si bien esto podría aplicarse a la ley y al orden, aparentemente no a la estética. La gran mayoría de los grafiteros son hacks no originales.
Desde los inicios de graffiti, ha habido estándares para su lugar y tiempo.
En la era actual de Internet, diferentes estándares se han fusionado; o la influencia y el alcance de estándares específicos crece más y más, de la misma manera que las fusiones y adquisiciones en el sector empresarial. La consecuencia ostensible y paradójica de la epidemia mundial del graffiti no es la diversidad, sino la homogeneidad. Es extraño que el gran número de activistas del graffiti (y la presión simultánea de la competencia) conduzca entonces a la uniformidad y al estancamiento, más que a una notable diversidad estética y de desarrollo.
El tradicionalismo y los vientos dominantes de la moda han controlado la evolución del graffiti, a menudo acompañada de una animosidad particular hacia formas más experimentales. Apenas hay un graffiti de vanguardia o de nicho. Uno podría considerar estos estereotipos y clichés como la herencia del graffiti ¨noble¨, o como un consenso estético, pero no cambia la falta de imaginación de la mayoría de los graffiti. Están atrapados en una rueda de hámster de reproducción constante. Esto socava tanto el progreso como la diversidad, a pesar del hecho de que el graffiti es relativamente joven y se ha creado en todo el mundo, y que los activistas del graffiti son conocidos por tener un desprecio arrogante por las reglas y regulaciones. Si bien esto podría aplicarse a la ley y al orden, aparentemente no a la estética. La gran mayoría de los grafiteros son hacks no originales.
Pag 8 capitulo 2 Death and Afterlife of graffiti
Nuevo y chocante: era el graffiti de principio a fin ( también estéticamente) en su fase inicial, pero nunca fue una revolución en el sentido social o político. El graffiti no cambia el poder o las estructuras de propiedad existentes, sino que sólo transmite un mensaje especialmente claro. En todas las apariencias, el graffiti es recalcitrante y hostil a la autoridad, pero por su propia naturaleza es simplemente un fin en sí mismo. Es la voluntad ciega de existir y reproducirse. Es cierto que el graffiti escapa a la cultura del debate y rechaza un intercambio racional con la sociedad ( y crea, en virtud de su mera existencia, hechos), pero no desmantela sistemas.
En cambio, el graffiti se mezcla perfectamente en un mundo de medios y consumo dominado por imágenes, letras y nombres, justo fuera de la ley.
La escena no siempre está menos normalizada. Incluso en términos de autopresentación, no perjudica al mundo del consumidor obsesionado por la marca y la imagen, ni en términos de penetración ni con respecto a los logros estéticos y orientados a la acción que a veces se mencionan. El graffiti, en esa medida, puede entenderse como un modelo del resto de la sociedad, como un mundo paralelo que marcha al compás, al lado, en lugar de en una dirección diferente.
El graffiti es un espejo y estabilizador de la sociedad, más que una distorsión subversiva. De esta manera, se construyen imágenes de enemigos de la identidad a través de graffiti que, al fortalecer tanto a las fuerzas reaccionarias como a las liberales o anárquicas, logran un equilibrio. Además, esto estimula significativamente la economía. Las instituciones sociales y culturales de los medios de comunicación obtienen su sustancia y su derecho a existir, entre otras cosas, de su trato con el graffiti, ya sea crítico, preventivo o de apoyo. Por encima de todo, el movimiento del graffiti está dominado por la competencia, el rendimiento y la mentalidad de adquisición del individuo y sus propias necesidades, fijadas en uno mismo. El graffiti es reivindicado por todos los sectores: ideológico, político, cultural, comercial e individual.
Aunque el graffiti se orienta contra los derechos, la propiedad y el gusto (aunque es percibido por los forasteros principalmente como un acto de provocación y agresión), es en general un sistema autorreferencial. Los grafiteros pintan para sí mismos y para sus compañeros. No se puede llamar elitista; hay demasiados jugadores implicados y demasiados estándares de diseño y clichés. Incluso para el público, el graffiti ya no es realmente un misterio, es demasiado ubicuo para eso ahora. Para la mayoría de la gente, el graffiti es una molestia; pocos pueden descifrar la escritura y las firmas , pero eso no hace que el graffiti sea un secreto. es un fenómeno convencional, masivo y cotidiano.
domingo, 13 de enero de 2019
viernes, 11 de enero de 2019
Jean Baudrillard: El intercambio simbólico y la muerte.
Fue en la primavera del 72 cuando se empezó a esparcir sobre Nueva York una ola de graffiti que, habiendo comenzado en las paredes y las vallas de los ghetos, acabaron por adueñarse del metro y de los autobuses, de los camiones y los ascensores, de los pasillos y los monumentos, cubriéndolos por completo de grafismos rudimentarios o sofisticados, cuyo contenido no es ni político ni pornográfico: no son sino nombres, apodos sacados de los comics underground: DUKE SPRIT SUPERKOOL KOOL- KILLER ACE VIPERE SPIDER EDDIE KOLA, etc., seguidos del número de su calle: EDDIE 135 WOODIE 110 SHADOW 137, etc., o también de un número en cifras romanas, índice de filiación o de dinastía: SNAKE 1 SNAKE 11 SNAKE 111, etc., hasta cincuenta, según que el nombre, la denominación totémica, sea retornada por nuevos graffitistas.
Todo esto se hace con el Magic Marker o con atomizador (spray) que permite inscripciones de un metro de alto o más a todo lo largo de un vagón. Los jóvenes se introducen de noche en las terminales de autobuses y del metro, e incluso en el interior de los automóviles, y se desencadenan gráficamente. Al día siguiente, todos esos trenes atraviesan Manhattan en las dos direcciones. Se los borra (es difícil), se detiene a los graffitistas, los encarcelan, se prohíbe la venta de los markers y de los atomizadores(spray) ; de nada sirve, fabrican otros artesanalmente y vuelven todas las noches.
El movimiento ha pasado hoy al menos con esa violencia extraordinaria. No podía ser sino efímero, y, por lo demás, evolucionó mucho en un año de historia. Los graffiti se volvieron más sabios, con grafísmos barrocos increíbles, con ramificaciones de estilo y de escuela ligadas a las diferentes bandas que operaban. Son siempre jóvenes negros o portorriqueños los que dieron origen al movimiento. Los graffiti son peculiares de Nueva York. En otras ciudades con importantes minorías étnicas encontramos muchas paredes pintadas, obras improvisadas y colectivas de contenido etno-político, pero pocos graffiti.
Una cosa es segura: que tanto los unos como los otros nacieron
después de la represión de las grandes revueltas urbanas del 66/70. Ofensiva salvaje como las revueltas, pero de otro tipo, y que cambió de contenido y de terreno. Nuevo tipo de intervención en la ciudad, ya no como
lugar del poder económico y político, sino como espacio/tiempo del poder terrorista de los media, de los signos y de la cultura dominante.
La ciudad, lo urbano, es al mismo tiempo un espacio neutralizado,
hornogeneizado, el de la indiferencia, y el de la segregación creciente de los ghettos urbanos, de la relegación de los barrios, de las razas, de ciertas
edades: el espacio parcelado de los signos distintivos. Cada práctica, cada
instante de la vida cotidiana está asignado por múltiples códigos a un
espacio-tiempo determinado. Los ghettos raciales en la periferia o en el
corazón de la ciudad, no son más que la expresión límite de esta configuración de lo urbano: un inmenso centro de criba y de encierro, donde el
sistema se reproduce no sólo económicamente y en el espacio, sino también en profundidad, por la ramificación de los signos y los códigos, por
la destrucción simbólica de las relaciones sociales.
Ya no estamos en la ciudad de los cinturones rojos de las fábricas v
de las periferias obreras. En aquella ciudad se inscribía aún, en el espacio
mismo, la dimensión histórica de la lucha de clases, la negatividad de la
fuerza de trabajo, una especificidad social irreductible. Hoy, la fábrica,
en cuanto modelo de socialización por el capital, no ha desaparecido, pero
cede el lugar, en la estrategia general, a la ciudad entera como espacio del
código. La matriz de lo urbano ya no es la de la realización de una fuerza (la fuerza de trabajo), sino la de la realización de una diferencia (la operación del signo). La metalurgia se ha convertido en semirurgia.
Hay una expansión horizontal y vertical de la ciudad a semejanza
del sistema económico. Pero hay una tercera dimensión de lo económico-político; la de la inversión, del cuadriculado y del desmantelamiento de
toda socialidad por los signos. Contra ésta, ni la arquitectura ni el urbanismo pueden nada, porque ellos mismos proceden de ese nuevo giro dado
por la economía general del sistema. Son su semiología operacional.
La ciudad fue, primordialmente, el lugar de producción y de realización de la mercancía, de la concentración y de la explotación industrial. Hoy es, primordíalmente, el lugar de ejecución del signo como de una sentencia de vida y de muerte.
La ciudad fue, primordialmente, el lugar de producción y de realización de la mercancía, de la concentración y de la explotación industrial. Hoy es, primordíalmente, el lugar de ejecución del signo como de una sentencia de vida y de muerte.
Este escenario de lo urbano está materializado en las nuevas ciudades directamente salidas del análisis operacional de las necesidades y de la;
funciones/signos. En ellas todo está concebido, proyectado y realizado
sobre la base de una definición analítica: hábitat, transporte, trabajo, ocio,
juego, cultura; todos términos conmutables en el tablero de ajedrez de la
ciudad, en un espacio homogéneo definido como contorno total. Es aquí
donde la prespectiva urbana se enlaza con el racismo. porque no hay diferencia entre el hecho de amontonar a la gente en un espacio homogéneo llamado ghetto, sobre la base de una definición racial, y el de homogeneizarla en una ciudad nueva sobre la base de una definición funcional
de sus necesidades. Es una sola y misma lógica.
La ciudad ya no es el polígono político-industrial que era en el siglo XIX, es el polígono de los signos, de los media, del código. Como consecuencia, su verdad ya no está en un lugar geográfico, como la fábrica o incluso el ghetto tradicional. Su verdad, la reclusión en la forma/signo, está en todas partes. Es el ghetto de la televisión, de la publicidad, el ghetto de los consumidores/consumidos, de los lectores leídos de antemano , de los descifradores cifrados con todos los mensajes, de los circulantes/circulados del metro, de los que entretienen / entretenidos por el tiempo del ocio, etc. Cada espacio/tiempo de la vida urbana es un ghetto, y todos están conectados entre sí. La socialización hoy o más bien la desocialización, pasa por esta ventilación estructural a través de los múltiples códigos. La era de la producción, la de la mercancía y de la fuerza de trabajo, equivale aún a una solidaridad del proceso social, hasta en la explotación.
Se puede prever que la producción, la esfera de la producción se descentralice , y que cese la relación histórica entre la ciudad y la producción mercantil. El sistema puede abstenerse de la ciudad fabricante, productora, espacio/tiempo de la mercancía y de las relaciones sociales mercantiles. Hay signos de ello en esta evolución. Pero no puede abstenerse
de lo urbano como espacio/tiempo del código y de la reproducción, porque el centralismo del código es la definición misma del poder.
La ciudad ya no es el polígono político-industrial que era en el siglo XIX, es el polígono de los signos, de los media, del código. Como consecuencia, su verdad ya no está en un lugar geográfico, como la fábrica o incluso el ghetto tradicional. Su verdad, la reclusión en la forma/signo, está en todas partes. Es el ghetto de la televisión, de la publicidad, el ghetto de los consumidores/consumidos, de los lectores leídos de antemano , de los descifradores cifrados con todos los mensajes, de los circulantes/circulados del metro, de los que entretienen / entretenidos por el tiempo del ocio, etc. Cada espacio/tiempo de la vida urbana es un ghetto, y todos están conectados entre sí. La socialización hoy o más bien la desocialización, pasa por esta ventilación estructural a través de los múltiples códigos. La era de la producción, la de la mercancía y de la fuerza de trabajo, equivale aún a una solidaridad del proceso social, hasta en la explotación.
Es sobre esta socilización, en parte realizada por el propio capital, que
Marx funda su perspectiva revolucionaria. Pero esta solidaridad histórica ha desaparecido:solidaridad de la fábrica. del barrio y de la clase. de
ahora en adelante todos están separados e indiferentes bajo el signo de la
televisión y del automóvil, bajo el signo de los modelos de comportamiento inscritas por doquier en los media o en e1 trazado de la ciudad. Todos
alineados en su delirio respectivo de identificación con los modelos directores, con los modelos orquestados de simulación. Todos conmutables com esos mismos modelos. Es la era de los individuos de geometría variable. Pero la geometría del código permanece fija y centralizada. El monopolio de ese código difundido en todo el tejido urbano, es la verdadera forma de la relación social.
Es, por lo tanto, políticamente esencial lo que combate hoy a esta
semiocracia, a esta nueva forma de la ley del valor: conmutabilidad total
de los elementos en un conjunto funcional, en el que cada uno sólo adquiere sentido como término estructural variable según el código. Por
ejemplo, los graffiti.
La rebelión radical en estas condiciones es, efectivamente, primero decir: «Existo, soy fulano, vivo en tal o cual calle, vivo aquí y ahora». Pero esto no sería sino la rebelión de la identidad: luchar contra el anonimato reivindicando un nombre y una realidad propia. Los graffiti van más lejos: al anonimato no oponen nombres, sino seudónimos. No buscan salir de la combinatoria para reconquistar una identidad imposible de todas maneras, sino para voltear la indeterminación contra el sistema; voltear la indeterminacion en extermianción. Retorsión, reversión del código según su propia lógica, en su propio terreno y victoriosa sobre él al superarlo en el irreferencial.
La rebelión radical en estas condiciones es, efectivamente, primero decir: «Existo, soy fulano, vivo en tal o cual calle, vivo aquí y ahora». Pero esto no sería sino la rebelión de la identidad: luchar contra el anonimato reivindicando un nombre y una realidad propia. Los graffiti van más lejos: al anonimato no oponen nombres, sino seudónimos. No buscan salir de la combinatoria para reconquistar una identidad imposible de todas maneras, sino para voltear la indeterminación contra el sistema; voltear la indeterminacion en extermianción. Retorsión, reversión del código según su propia lógica, en su propio terreno y victoriosa sobre él al superarlo en el irreferencial.
SUPERBEE SPIX COLA 139 KOOL GUY CRAZY CROSS 136
Esto no quiere decir nada, no es ni siquiera el nombre propio, es una matrícula simbólica, hecha para despistar al sistema común de apelaciones. Estos términos no tienen ninguna originalidad: vienen todos de la cinta donde estaban encerrados en la ficción, pero salen de ella explosivamente para ser proyectados en la realidad como un grito, como interjección, como anti-discurso, como rechazo de toda elaboración sintáctica, poética, política, como el más pequeño elemento radical inapresable por cualquier discurso organizado. Irreductibles por su pobreza misma, resisten a toda interpretación, a toda connotación, y no denotan nada ni a nadie tampoco. Ni denotación ni connotación, es así como escapan al principio de significación, en cuanto significantes vacíos, hacen irrupciones en la esfera de los signos plenos de la ciudad, y los disuelven por su sola pre- sencia.
Todos los signos mediáticos proceden de este espacio sin cualidades,
de esta superficie de inscripción que se alza como un muro entre productores y consumidores, entre emisores y receptores de signos. Cuerpos sin
órganos de la ciudad, diría Deleuze, donde se entrecruzan los flujos canalizados. Los graffiti, en cambio, son del orden del territorio. Territorializan
el espacio urbano descifrado; es tal calle, tal pared, tal barrio que cobra vida a través de ellos, que vuelve a ser territorio colectivo. Y no se circunscriben al ghetto, sino que lo exportan a todas las arterias de la ciudad,
invaden la ciudad blanca y revelan que es ella el verdadero ghetto del
mundo occidental.
Así se aclara la significación política de los graffiti. Nacieron de la
represión de las revueltas urbanas en los ghettos. Como consecuencia de
esta represión, la rebelión se desdobló: en una organización política marxista-leninista pura y dura y doctrinal por una parte, y por otra parte
en este proceso cultural salvaje a nivel de los signos, sin objetivo, sin
ideología, sin contenido. Los unos verán en la primera la verdadera práctica revolucionaria, y tacharán a los graffiti de folklore. Es lo contrario: el
fracaso del 70 ha acarreado una regresión en el activismo político tradicional, pero también ha obligado a la rebelión a radicalizarse en el verdadero terreno estratégico, el de la manipulación total de los códigos
y de las significaciones. Por lo tanto no es en absoluto una fuga en los
signos, sino al contrario, un progreso extraordinario en la teoría y en la
práctica (estos dos términos va no están, justamente aquí, disociados
por la organización).
Insurrección, irrupción en lo urbano como lugar de la reproducción y del código; a este nivel ya no es la relación de fuerzas lo que cuenta, porque los signos no juegan con la fuerza, sino con la diferencia, es, por lo tanto, por la diferencia que hay que atacar; desmantelar la red de los códigos, de las diferencias codificadas, mediante la diferencia absoluta, incodificable, contra la cual el sistema choca y se deshace. Para ello no hacen falta masas organizadas, ni una conciencia política clara. Basta con un millar de jóvenes armados de rotuladores y de atomizadores (sprays) de pintura para enredar la señalización urbana, para deshacer el orden en los signos. Los graffiti recubriendo todos los planos del metro de Nueva York, como los checos 'cambiando los nombres de las calles de Praga para despistar a los rusos: la misma guerrilla.
*********
A pesar de las apariencias, los City Walls, las paredes pintadas, no tienen nada que ver con los graffiti. Los anteceden, por una parte, y les sobrevivirán. La iniciativa de estos muros pintados viene de la cumbre, es una empresa de innovación y de animación urbana, realizada con las subvenciones municipales.La City Walls Incormrated es una organización fundada en 1569 «para promover el programa y los aspectos técnicos de los muros pintados». Presupuesto cubierto por el Departa- mento de Asuntos Culturales de la ciudad de Nueva York, y por diversas fundaciones, entre ellas, la de David Rockefeller. Su ideología artística: «La alianza natural entre los edificios y la pintura monumental». Su objetivo: «Hacer donación del arte al pueblo de Nueva York. O también el proyecto de paneles artísticos (bill-board-art-project) de Los Angeles: «Este proyecto fue ejecutado para promover las representaciones artísticas que quieran utilizar el medio bill-board en el entorno urbano. Gracias a la colaboración de Foster y de Kleiser (dos grandes agencias de publicidad), los espacios para carteles públicos se han convertido así en vitrinas de arte para los pintores de Los Angeles. Crean un medio dinámico v sacan el arte del círculo restringido de las galerías y museos».
Desde luego, estas operaciones son confiadas a profesionales 'a los artistas agrupados en el consorcio de Nueva York. Ninguna ambigüedad posible: se trata, claro está, de una política ambiental, diseño urbano de gran envergadura; la ciudad gana con ello y también el arte. Porque ni la ciudad explota por la irrupción del arte «al aire libre», en la calle, ni el arte explota el contacto con la ciudad. Toda la ciudad se vuelve galería de arte, el arte redescubre todo un terreno de maniobra en la ciudad. Ni uno ni otra han cambiado de estructura, no han hecho más que intercambiar sus privilegios.
Es realmente asombroso ver esto desplegarse en una ciudad cuaternaria, cibernética, dominada por las dos torres de aluminio y de cristal
del World Trade Center, inegasignos invulnerables de la superpotencia del
sistema.
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Esto no quiere decir nada, no es ni siquiera el nombre propio, es una matrícula simbólica, hecha para despistar al sistema común de apelaciones. Estos términos no tienen ninguna originalidad: vienen todos de la cinta donde estaban encerrados en la ficción, pero salen de ella explosivamente para ser proyectados en la realidad como un grito, como interjección, como anti-discurso, como rechazo de toda elaboración sintáctica, poética, política, como el más pequeño elemento radical inapresable por cualquier discurso organizado. Irreductibles por su pobreza misma, resisten a toda interpretación, a toda connotación, y no denotan nada ni a nadie tampoco. Ni denotación ni connotación, es así como escapan al principio de significación, en cuanto significantes vacíos, hacen irrupciones en la esfera de los signos plenos de la ciudad, y los disuelven por su sola pre- sencia.
Nombres sin intimidad, como el ghetto es sin intimidad, sin vida privada, pero vive de un intercambio colectivo intenso. Lo que esos nombres reivindican no es una identidad, una personalidad; es la exclusividad
radical del clan, de la banda, del gang, de la clase de edad, del grupo o
de la etnia, que, como sabemos, pasa de la adjudicación del nombre y de la
fidelidad absoluta a ese nombre a esta denominación totémica, incluso si
proviene directamente de los comics underground. Esta forma de denominación simbólica es negada por nuestra estructura social, que impone
a cada uno su nombre propio y una individualidad privada, rompiendo todo tipo de solidaridad a título de una socialidad urbana abstracta y universal. Estos nombres, por el contrario, estas denominaciones tribales, tienen una auténtica carga simbólica: están hechas para darse, intercamhiarse, transmitirse, turnarse indefinidamente en el anonimato, pero un anonimato colectivo, donde esos nombres son como los términos de una iniciación que pasa del uno al otro, y se intercambian tan bien que no son, no más que la lengua, la propiedad de nadie.
En esto radica la verdadera fuerza de un ritual simbólico y, en este sentido, los graffiti van a la inversa de todos los signos mediáticos y publicitarios, que podrían dar la ilusión en las paredes de nuestras ciudades de la misma evocación. Se ha hablado de fiesta a propósito de la publicidad: sin ella, el entorno urbano sería triste. Pero en realidad no es más que animación fría, simulacro de llamado y de calor, no avisa a nadie, no puede ser recogida por una lectura autónoma o colectiva, no crea una red simbólica. Más que los muros que la sostienen, la publicidad es en sí misma un muro, un muro de signos funcionales hechos para ser descifrados, y cuyo efecto se agota con el desciframiento.
a cada uno su nombre propio y una individualidad privada, rompiendo todo tipo de solidaridad a título de una socialidad urbana abstracta y universal. Estos nombres, por el contrario, estas denominaciones tribales, tienen una auténtica carga simbólica: están hechas para darse, intercamhiarse, transmitirse, turnarse indefinidamente en el anonimato, pero un anonimato colectivo, donde esos nombres son como los términos de una iniciación que pasa del uno al otro, y se intercambian tan bien que no son, no más que la lengua, la propiedad de nadie.
En esto radica la verdadera fuerza de un ritual simbólico y, en este sentido, los graffiti van a la inversa de todos los signos mediáticos y publicitarios, que podrían dar la ilusión en las paredes de nuestras ciudades de la misma evocación. Se ha hablado de fiesta a propósito de la publicidad: sin ella, el entorno urbano sería triste. Pero en realidad no es más que animación fría, simulacro de llamado y de calor, no avisa a nadie, no puede ser recogida por una lectura autónoma o colectiva, no crea una red simbólica. Más que los muros que la sostienen, la publicidad es en sí misma un muro, un muro de signos funcionales hechos para ser descifrados, y cuyo efecto se agota con el desciframiento.
Con ellos, es el ghetto lingüístico el que hace irrupción en la ciudad,
una especie de revueltas de signos. En la señalización de la ciudad, los
graffiti han constituido siempre hasta ahora los bajos fondos -bajo
fondo sexual y pornográfico-, la inscripción vergonzosa, rechazada, de
los urinarios y de los terrenos baldíos. Sólo habían conquistado los muros
en forma de ataque los slogans políticos, propagandísticos, de los signos plenos, para los que el muro es un soporte y el lenguaje un medio tradicional. No apuntan al muro en cuanto tal, ni a la funcionalidad de los signos en cuanto tal. Sólo los graffiti y los carteles de Mayo 68 en Francia se han desplegado de otra forma, atacando al soporte mismo, llevando los
muros a una movilidad salvaje, a una instantaneidad de inscripción que equivalía a abolirlos. Las inscripciones y frescos de Nanterre eran justamente este desvío del muro como significante del cuadriculado terrorista y funcional del espacio, esta acción anti-media. La prueba es que la administración fue lo bastante sutil para no borrarlos ni hacer repintar las paredes; son los slogans políticos de masas, los carteles, los que se han
encargado de ello. Ninguna necesidad de represión: los propios media,
lo media de la extrema izquierda, han devuelto los muros a su función ciega. Es conocido el muro de la protesta que aparece más tarde en Estocolmo: libertad de protestar sobre cierta superficie, prohibidos los graffitis al lado.
Ha habido también la ofensiva efímera del desvío publicitario. Limitada por su mismo soporte, pero utilizando ya los ejes trazados por los propios media: metro, estaciones, carteles. Y la ofensiva de Jerry Rubin
y de la contra-cultura americana sobre la televisión. Ensayo de desvío
político de un gran medio de masas, pero a nivel del contenido solamente,
y sin cambiar el medio mismo.
Por primera vez, con los graffiti de Nueva York, los surcos urbanos y los soportes móviles han sido utilizados con tanta envergadura, con tanta libertad ofensiva. Pero sobre todo, por primera vez los media han sido atacados en su forma misma, es decir, en su modo de producción y de difusión y esto precisamente porque los graffitis no tienen contenido, mensaje. Es ese vacío lo que hace su fuerza y no es una casualidad que la ofensiva total sobre la forma se acompañe de una cesación de contenidos. Esto procede de una especie de intuición revolucionaria; esto es que la ideología profunda ya no funciona a nivel de los significados políticos, sino a nivel de los significantes, y que es allí donde el sistema es vulnerable y debe ser desmaritelado.
Por primera vez, con los graffiti de Nueva York, los surcos urbanos y los soportes móviles han sido utilizados con tanta envergadura, con tanta libertad ofensiva. Pero sobre todo, por primera vez los media han sido atacados en su forma misma, es decir, en su modo de producción y de difusión y esto precisamente porque los graffitis no tienen contenido, mensaje. Es ese vacío lo que hace su fuerza y no es una casualidad que la ofensiva total sobre la forma se acompañe de una cesación de contenidos. Esto procede de una especie de intuición revolucionaria; esto es que la ideología profunda ya no funciona a nivel de los significados políticos, sino a nivel de los significantes, y que es allí donde el sistema es vulnerable y debe ser desmaritelado.
Insurrección, irrupción en lo urbano como lugar de la reproducción y del código; a este nivel ya no es la relación de fuerzas lo que cuenta, porque los signos no juegan con la fuerza, sino con la diferencia, es, por lo tanto, por la diferencia que hay que atacar; desmantelar la red de los códigos, de las diferencias codificadas, mediante la diferencia absoluta, incodificable, contra la cual el sistema choca y se deshace. Para ello no hacen falta masas organizadas, ni una conciencia política clara. Basta con un millar de jóvenes armados de rotuladores y de atomizadores (sprays) de pintura para enredar la señalización urbana, para deshacer el orden en los signos. Los graffiti recubriendo todos los planos del metro de Nueva York, como los checos 'cambiando los nombres de las calles de Praga para despistar a los rusos: la misma guerrilla.
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A pesar de las apariencias, los City Walls, las paredes pintadas, no tienen nada que ver con los graffiti. Los anteceden, por una parte, y les sobrevivirán. La iniciativa de estos muros pintados viene de la cumbre, es una empresa de innovación y de animación urbana, realizada con las subvenciones municipales.La City Walls Incormrated es una organización fundada en 1569 «para promover el programa y los aspectos técnicos de los muros pintados». Presupuesto cubierto por el Departa- mento de Asuntos Culturales de la ciudad de Nueva York, y por diversas fundaciones, entre ellas, la de David Rockefeller. Su ideología artística: «La alianza natural entre los edificios y la pintura monumental». Su objetivo: «Hacer donación del arte al pueblo de Nueva York. O también el proyecto de paneles artísticos (bill-board-art-project) de Los Angeles: «Este proyecto fue ejecutado para promover las representaciones artísticas que quieran utilizar el medio bill-board en el entorno urbano. Gracias a la colaboración de Foster y de Kleiser (dos grandes agencias de publicidad), los espacios para carteles públicos se han convertido así en vitrinas de arte para los pintores de Los Angeles. Crean un medio dinámico v sacan el arte del círculo restringido de las galerías y museos».
Desde luego, estas operaciones son confiadas a profesionales 'a los artistas agrupados en el consorcio de Nueva York. Ninguna ambigüedad posible: se trata, claro está, de una política ambiental, diseño urbano de gran envergadura; la ciudad gana con ello y también el arte. Porque ni la ciudad explota por la irrupción del arte «al aire libre», en la calle, ni el arte explota el contacto con la ciudad. Toda la ciudad se vuelve galería de arte, el arte redescubre todo un terreno de maniobra en la ciudad. Ni uno ni otra han cambiado de estructura, no han hecho más que intercambiar sus privilegios.
«¡Hacer donación del arte al pueblo de Nueva York!» Basta con
comparar esta fórmula con la de SUPERKOOE: «Los hay a los cuales no les
gusta esto, hombre, pero les guste o no, somos los que hemos hecho
el movimiento artístico más importante para sacudir a la ciudad de Nueva York».
Aquí está toda la diferencia. Algunas de las paredes pintadas son bellas, pero eso nada tiene que ver. Quedarán en la historia del arte por haber sabido crear un espacio en las paredes ciegas y desnudas, por la línea y el color. Las más bellas son siempre trompe-l'oeil, las que recrean una ilusión de espacio y profundidad,las que amplían la arquitectura mediante la imaginación», según la fórmula de uno de los artistas. Pero ahí está justamente su Iímite. Hacen jugar la arquitectura, pero sin romper la regla del juego. Reciclan la arquitectura en lo imaginario, pero conservan el sacramento de la arquitectura (del soporte técnico de la estructura monumental, y hasta su aspecto social de clase, puesto que la mayor parte de las City Walls de este tipo están en la parte blanca y civilizada de las ciudades).
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Ahora bien, la arquitectura y el urbanismo, incluso transfigurados por la imaginación, no pueden cambiar nada, porque ellos mismos son media de masas y, hasta en sus concepciones más audaces, reproducen la relación social de masas, es decir, que dejan colectivamente la gente sin respuesta. Todo lo que pueden hacer es animación, participación, reciclaje urbano, diseño en el sentido más amplio. Es decir, simulación de intercambio y de valores colectivos, simulación de juego y de espacios no funcionales. Como los campos de aventura para los niños, los espacios verdes, las casas de la cultura, así las City Walls y los muros de protesta, que son los espacios verdes de la palabra. Los graffiti no se preocupan por la arquitectura, la ensucian, la olvidan, pasan sobre ella. El artista mural respeta el muro como respetaba el marco de su caballete. El graffiti pasa de una casa a otra, de un muro al otro de los inmuebles, de la pared a la ventana o a la puerta, o al cristal del metro, o a la acera.
cabalga, vomita, se superpone (la superposición equivale a la abolición del soporte como plan, sí como
el desbordamientos equivale a su abolición como marco). Su grafismo es como la perversión polimorfa de los niños, que ignoran el límite de los sexos la y de la limitación de las zonas erógenas. curiosamente,por otra parte, los graffiti cambian por completo las paredes y las superficies de la ciudad, o los vagones del metro y los autobuses, en un cuerpo, un cuerpo sin principio ni fin, enteramente erogenizado por la escritura como el cuerpo puede serlo en la inscripción primitiva del tatuaje. El tatuaje, esto se hace sobre el cuerpo y es en las sociedades primitivas lo que, junto con otros signos rituales, hace del cuerpo lo que él es: un material de intercambio simbólico; sin el tatuaje, como sin las máscaras, el cuerpo no sería más que lo que es: desnudo e inexpresivo. Al tatuar los muros, SUPERKOOL y SUPEREX los liberan de la arquitectura y los devuelven a la materia vtva, todavía social, al cuerpo cambiante de la ciudad, antes del marcado funcional e institucional. Se acabó la cuadratura de los muros, al ser tatuados como efigies arcaicas. Se acabó el espacio/tiempo represivo de los transportes urbanos, cuando los vagones del metro pasan como proyectiles o hidras vivientes tatuadas
Aquí está toda la diferencia. Algunas de las paredes pintadas son bellas, pero eso nada tiene que ver. Quedarán en la historia del arte por haber sabido crear un espacio en las paredes ciegas y desnudas, por la línea y el color. Las más bellas son siempre trompe-l'oeil, las que recrean una ilusión de espacio y profundidad,las que amplían la arquitectura mediante la imaginación», según la fórmula de uno de los artistas. Pero ahí está justamente su Iímite. Hacen jugar la arquitectura, pero sin romper la regla del juego. Reciclan la arquitectura en lo imaginario, pero conservan el sacramento de la arquitectura (del soporte técnico de la estructura monumental, y hasta su aspecto social de clase, puesto que la mayor parte de las City Walls de este tipo están en la parte blanca y civilizada de las ciudades).
...........
Ahora bien, la arquitectura y el urbanismo, incluso transfigurados por la imaginación, no pueden cambiar nada, porque ellos mismos son media de masas y, hasta en sus concepciones más audaces, reproducen la relación social de masas, es decir, que dejan colectivamente la gente sin respuesta. Todo lo que pueden hacer es animación, participación, reciclaje urbano, diseño en el sentido más amplio. Es decir, simulación de intercambio y de valores colectivos, simulación de juego y de espacios no funcionales. Como los campos de aventura para los niños, los espacios verdes, las casas de la cultura, así las City Walls y los muros de protesta, que son los espacios verdes de la palabra. Los graffiti no se preocupan por la arquitectura, la ensucian, la olvidan, pasan sobre ella. El artista mural respeta el muro como respetaba el marco de su caballete. El graffiti pasa de una casa a otra, de un muro al otro de los inmuebles, de la pared a la ventana o a la puerta, o al cristal del metro, o a la acera.
cabalga, vomita, se superpone (la superposición equivale a la abolición del soporte como plan, sí como
el desbordamientos equivale a su abolición como marco). Su grafismo es como la perversión polimorfa de los niños, que ignoran el límite de los sexos la y de la limitación de las zonas erógenas. curiosamente,por otra parte, los graffiti cambian por completo las paredes y las superficies de la ciudad, o los vagones del metro y los autobuses, en un cuerpo, un cuerpo sin principio ni fin, enteramente erogenizado por la escritura como el cuerpo puede serlo en la inscripción primitiva del tatuaje. El tatuaje, esto se hace sobre el cuerpo y es en las sociedades primitivas lo que, junto con otros signos rituales, hace del cuerpo lo que él es: un material de intercambio simbólico; sin el tatuaje, como sin las máscaras, el cuerpo no sería más que lo que es: desnudo e inexpresivo. Al tatuar los muros, SUPERKOOL y SUPEREX los liberan de la arquitectura y los devuelven a la materia vtva, todavía social, al cuerpo cambiante de la ciudad, antes del marcado funcional e institucional. Se acabó la cuadratura de los muros, al ser tatuados como efigies arcaicas. Se acabó el espacio/tiempo represivo de los transportes urbanos, cuando los vagones del metro pasan como proyectiles o hidras vivientes tatuadas
hasta los ojos. Algo de la ciudad se vuelve tribal, parietal, anterior a la
escritura, con estos emblemas imponentes, pero desprovistos de sentido; incisión en la carne de los signos vacíos, que no dicen la identidad
personal sino la iniciación y la afiliación del grupo: A Biocybernetic self-
ftllfilling propbecy world orgj3I.
....................
Existen también los frescos murales de los ghettos, obras de grupos
étnicos espontáneos que pintan sus propias paredes. Social y política
mente, el impulso es el mismo que el de los graffiti. Son muros pinta-
dos salvajes, no financiados por la administración urbana. Por lo de-
más, todos están centrados en temas políticos, en un mensaje revolu-
cionario: la unidad de los oprimidos, la paz mundial, la promoción
cultural de la comunidad étnica, la solidaridad, raramente la violencia y la
lucha abierta. En resumen, a la inversa de los graffiti, tienen un senti-
do, un mensaje. Y al contrario de las City Walls, que se inspiran en el
arte abstracto, geométrico o surrealista, éstos son siempre de inspira-
ción figurativa e idealista. La diferencia vuelve a aparecer aquí entre
un arte vanguardista, sabio, cultivado, que ha superado hace tiempo la
ingenuidad figurativa y las formas populares realistas con un contenido ideológico fuerte, pero formalmente «menos avanzadas» (aunque la ins- piración sea múltiple, del dibujo infantil al mural mejicano, de un arte sabio a lo Aduanero Rousseau o a lo Fernand Léger, hasta la simple ima- gen de Epinal, la ilustración sentimental de las luchas populares). De todas formas, se trata de una contra-cultura no underground, sino reflexiva, articulada en la toma de conciencia política y cultural del grupo oprimido.
Aquí también, alguno de esos muros son bellos, otros lo son me- nos. Que este criterio estético pueda intervenir es en cierto modo un signo de debilidad. Quiero decir que, aunque salvajes, colectivos, anóni- mos, son respetuosos de su soporte y del lenguaje pictórico, así sea para articular un acto político. En este sentido, pueden convertirse rápida- mente en obra decorativa, algunos son ya concebidos como tales, y mi- ran de reojo su propio valor. La mayor parte serán protegidos de esta museificación por la destrucción rápida de las vallas y de los viejos mu- ros, aquí la municipalidad no protege al arte, y la negritud del soporte es a semejanza del ghetto. Sin embargo, su mortalidad no es la misma que la de los graffiti, los cuales están sistemáticamente destinados a la represión policíaca (incluso está prohibido fotografiarlos). Es porque los graffiti son más ofensivos, más radicales; irrumpen en la ciudad blan- ca y, sobre todo, son transideo~ógicos,transartísticos. Es casi una para- doja: mientras que las paredes negras y portorriqueñas, incluso si no es- tán firmadas, tienen siempre virtualmente una firma (una referencia política o cultural, si no artística), los grajfiti, que no son sin embargo más que nombres, escapan, de hecho, a toda referencia, a todo origen. Sólo ellos son salvajes, en cuanto que su mensaje es nulo.
Podremos ver mejor, por otra parte, lo que significan si analizamos los dos tipos de recuperación de que son objeto (aparte de la represión policíaca):
2. Se los interpreta (y hablo aquí de las interpretaciones más ad-
mirativas) en términos de reivindicación de identidad y de libertad per-
sonales, de no-conformismo: «Supervivencia indestructible del individuo
en un medio ambiente inhumano» (Mitzi Cunliffe en el New York Ti-
mes). Interpretación humanista burguesa, que parte de nuestro senti-
miento de frustración en el anonimato de las grandes ciudades. Cunliffe
también: «Esto dice Clos graffiti dicen]: YO SOY, existo, soy real, he
vivido aquí. Esto dice: KIKI, o DUKE, o MIKE, o GINO está vivo, está
bien, vive en Nueva York». Muy bien, pero «esto» no habla así, es nuestro romanticismo existencia] burgués el que habla así, el ser único e in-
comparable que somos cada uno, y que es triturado por la ciudad. Los
jóvenes negros, en cambio, no tienen personalidad que defender, dcfien-
den de una vez a una comunidctd. Su rebelión recuss a la vez la identi-
dad burguesa y el anonimato. COOL COKE SUPERSTRUT SNAKE
SODA VIRGIN; hay que oír esta letanía sioux, esta letanía subversiva
del anonimato, la explosión simbólica de estos nombres de guerra en
el corazón de la metrópoli blanca
ingenuidad figurativa y las formas populares realistas con un contenido ideológico fuerte, pero formalmente «menos avanzadas» (aunque la ins- piración sea múltiple, del dibujo infantil al mural mejicano, de un arte sabio a lo Aduanero Rousseau o a lo Fernand Léger, hasta la simple ima- gen de Epinal, la ilustración sentimental de las luchas populares). De todas formas, se trata de una contra-cultura no underground, sino reflexiva, articulada en la toma de conciencia política y cultural del grupo oprimido.
Aquí también, alguno de esos muros son bellos, otros lo son me- nos. Que este criterio estético pueda intervenir es en cierto modo un signo de debilidad. Quiero decir que, aunque salvajes, colectivos, anóni- mos, son respetuosos de su soporte y del lenguaje pictórico, así sea para articular un acto político. En este sentido, pueden convertirse rápida- mente en obra decorativa, algunos son ya concebidos como tales, y mi- ran de reojo su propio valor. La mayor parte serán protegidos de esta museificación por la destrucción rápida de las vallas y de los viejos mu- ros, aquí la municipalidad no protege al arte, y la negritud del soporte es a semejanza del ghetto. Sin embargo, su mortalidad no es la misma que la de los graffiti, los cuales están sistemáticamente destinados a la represión policíaca (incluso está prohibido fotografiarlos). Es porque los graffiti son más ofensivos, más radicales; irrumpen en la ciudad blan- ca y, sobre todo, son transideo~ógicos,transartísticos. Es casi una para- doja: mientras que las paredes negras y portorriqueñas, incluso si no es- tán firmadas, tienen siempre virtualmente una firma (una referencia política o cultural, si no artística), los grajfiti, que no son sin embargo más que nombres, escapan, de hecho, a toda referencia, a todo origen. Sólo ellos son salvajes, en cuanto que su mensaje es nulo.
Podremos ver mejor, por otra parte, lo que significan si analizamos los dos tipos de recuperación de que son objeto (aparte de la represión policíaca):
1. Se los recupera en cuanto arte. Jay Jacoks: «Una forma primi-
tiva, milenarista, comunitaria, no elitista de Expresionismo Abstracto».
O bien: «Los trenes pasaban rugiendo uno tras otro a través de la es-
tación. como otros tantos Tackson Pollocks descendiendo con e s t r é ~ i t o
a los corredores de la historia del arte». Se habla de «artistas grafih,
de «erupción de arte popular». creado por los jóvenes, y «que pasará
a ser una de las manifestaciones imvortantes v características de los
años 70», etc. Siempre la reducción estética, que es la forma misma de
nuestra cultura dominante.
jueves, 10 de enero de 2019
Death and afterlife of graffiti. cogitation.factum.
Los textos aquí impresos fueron escritos en 2015. Constituyen el fundamento intelectual del libro graffolution.
La muerte del graffiti es una crítica fundamental a la tradición de la escritura de estilo y pone en tela de juicio los típicos malentendidos y errores de la escena. Por el contrario, El más allá del graffiti analiza posibles puntos de partida para nuevos desarrollos o formas de superar la escritura de estilo tradicional.
El texto original en alemán de la Muerte del graffiti fue publicado junto con muchas respuestas en la colección del mismo nombre con Posibles libros.
La otra vida del graffiti es una de ellas. Debido a que, como contrapartida constructiva del texto de referencia puramente crítico, se elaboró de forma igualmente cooperativa, también se ha publicado aquí.
La muerte y la vida después de la muerte son a la vez una mirada hacia atrás y hacia adelante con el mismo espíritu, en la medida en que, juntas, componen un todo inextricable. El objetivo de ambos textos es fomentar tanto el pensamiento independiente como las creaciones propias.
Lo que sigue es un análisis crítico que arroja luz sobre los aspectos estéticos, sociológicos y psicológicos del graffiti como movimiento. No estoy de ninguna manera a favor de una sociedad libre de graffiti; sin embargo, la legitimación del graffiti no es mi objetivo aquí. Mi preocupación es una crítica fundamental, largamente esperada, insider´s que examina con detenimiento las percepciones erróneas y las deficiencias que son típicas de la escena del graffiti.
El movimiento del graffiti está casi 50 años detrás de nosotros. Desde entonces, el graffiti se ha convertido en un fenómeno mundial, que ha trascendido durante mucho tiempo el contexto original de su aparición. Las condiciones sociales, étnicas y económicas que dieron origen al graffiti han cambiado. Aunque todavía hay lugares donde el graffiti domina el paisaje público -y hay otros lugares donde hay poco que encontrar-, los grafiteros ya no pertenecen necesariamente a la subclase y/o a las minorías étnicas y ya no son necesariamente niños o adolescentes (según el enfoque histórico y socioeconómico de Baudrillard´s en su renombrado ensayo Kool Killler, o la insurrección de los signos).
Además, la escena actual es gigantesca, con jugadores bien conectados. El graffiti tiene su propio sector de la economía, sin mencionar su apropiación por la cultura popular y la industria del entretenimiento.
Sin duda que el graffiti sigue alineado contra el establishment ("al menos en gesto"), y que muchos de los graffiti pertenecen a grupos desfavorecidos. Sin embargo, en la sociedad moderna y próspera, el graffiti se ha convertido en una extensión del estilo de vida de lujo. Esto podría verse como la inversa de las circunstancias típicas.
viernes, 4 de enero de 2019
-La tabla del siete.
Iván Perez y Luce.
-LA HORA DEL VERMUT. 30/6/18
Luce.
-Façana Cortina.
Laura y Luce.
-¨El Balcón de los Balones Perdidos¨
Luce.
-Toldos Mislata, octubre 2016.
Luce.
-Asiento Acondicionado.
Eltono + Luce.
-Photomaton Besançon-Voitte.
Luce.
-Lo que no escribimos.
Luce.
-Hasta donde llego yo.
Luce.
-Dibujar sin mirar.
Luce.
-Toldo.
Luce.
-Valla publicitaria
Luce.
-Valla publicitaria
Luce.
Exposición:
++++Lo que no escribimos.
A traves de esta colección de láminas de letras transferibles usadas, pretendo hacer una reflexión acerca de las cosas que nos dejamos por hacer, por escribir. Durante mucho tiempo viví con la idea diaria de modificar el espacio.
Por otro lado, intentar pensar que habrían escrito.
++++Hasta donde llego yo.
Durante mucho tiempo he fotografiado pinturas en medianeras de edificios donde se podía ver el gesto o las limitaciones que tuvo el pintor para pintar esa superficie. Esta pieza habla de eso como con mis propios medios o limitaciones puedo hacer una pintura de gran formato sin utilización de grúas o andamios. Como resultado 3 círculos, que corresponden en los tres pisos que tiene el edificio. Para ello agujeree la pared hasta poder sacar el brazo y el rodillo.
Fotografía final dos de gran tamaño.
Final.
Sacando el brazo.
+video.
( más adelante sacar una publicación con Ivan, que recoja todas las fotografías seleccionadas)
Dibujar sin mirar.( Al final para esta exposición no se hace.)
Foto de lejos.
Foto de cerca.
No hace falta video ( pero si hay mejor, personal)
Serie de dibujos enmarcados.
++++Toldo.
Desenrolle el toldo de una casa tapiada, para ello utilice un palo de toldo. Corte el trozo necesario para más tarde convertir la tela en una prenda de vestir. Utilizar elementos urbanos que ya han perdido su valor original para transformarlos en nuevos me parece interesante.
++++Valla publictaria.
En esta ocasión con motivo de una exposición perforé con un broca y un taladro de batería el nombre de los artistas que participaban junto a la fecha de la inauguración en la parte trasera de una valla publicitaria. Durante la inauguración repartí unas tablillas donde se leía el lugar donde se encontraba la vaya y la hora por la que en aquellos días la encendían.
Foto final.
Foto plantillas.
Enmarcar listones de madera, fecha y lugar.
Hacer una nueva. ( Ya no )
Ya no la iluminan.
Ya no lo encienden. ( no existe esta reflexión ahora )
++++Diarios.
Un total de 18 tablillas de 15x24 cm donde utilizo el pirograbador para escribir ideas y pensamientos de mi día a día.
...................
Asiento Acondicionado.
2015.
Luce y Eltono
Después de observar varias escuadras en desuso en lugares donde anteriormente estuvo colocado un aparato de aire acondicionado, decidimos aprovecharlas para instalar unas sillas. Asiento y respaldo de madera apoyan sobre las escuadras abandonadas en las fachadas de los edificios. Para la exposición ¨Lugares Comunes¨ en la galería Set Espai d´Art hicimos una instalación para enseñar la silla junto a cuatro fotografías donde aparecemos sentados. Esos autorretratos que aquí se enseñan son los testigos de las intervenciones donde se nos ve disfrutando del invento y contemplando la ciudad desde un punto de vista nuevo.
Foto: Omar Quiñones.
El Balcón De Los Balones Perdidos:
2016
Durante el mes de noviembre el artista estuvo recogiendo pelotas encaladas. Las buscó en solares, tejados y alrededor de parques y colegios de Mislata. También buscó la participación de conocidos, a quienes animó a recuperar balones de otros lugares.
Todas las pelotas que encontraba las lanzó a uno de los balcones situados en la plaza de la Constitución, frente al colegio. Lo eligió ya que había varias pelotas ya en él.
(Alba Braza comisaria de la Biennal de Mislata Miquel Navarro 2016.)
Façana Cortina.
2018.
Laura Palau y Luce.
Esta propuesta surge de nuestra participación en el Festival de Artes de Vilanova de Alcolea.
Nos fijamos en las cortinas situadas en las entradas de las casas. Cortinas de materiales, formas y colores diferentes. Nos interesó el hecho de utilizarse, tan relacionado con dejar la puerta de casa abierta. Un acto propio de los pueblos, de comunidades de vecinos con una relación cercana y de confianza.
Cubrimos la fachada de una casa del pueblo con una gran cortina a modo de elogio y reflexión sobre estos valores.
Una vez colocada disfrutamos con el movimiento de las tiras, ocultarnos detrás de ellas, el reflejo del sol...
Linea Recta:
La primera de las Lineas Rectas, tuvo lugar en Moncada, Valencia en junio de 2018.
En la cual Participó Iván Santana gracias a nuestro encuentro en Escola Lateral. Escribimos el principio de un texto del libro El hombre y la madera de Ignacio Abella, dedicado al trazado de rectas. He continuado escribiendo más texto, gracias a la ayuda de mi amigo Pete Florentini quién me ha dictado las frases o Vicent Orts.
Hoy, 31 de enero de 2019 existen 5 lineas rectas repartidas por Moncada, durante 2019 quisiera terminar de escribir el resto de texto. Una vez terminada me gustaría hacer una pequeña guía y recorrer los distintos lugares acompañado de gente que le pueda interesar.
Fotos: Carmen Gray, Iván Santana.
Tabla del siete:
Toldos mislata:
Transformar el espacio abriendo o cerrando un toldo.
Desenrolle el toldo de una casa tapiada, para ello utilice un palo de toldo. Corte el trozo necesario para más tarde convertir la tela en una prenda de vestir. Utilizar elementos urbanos que ya han perdido su valor original para transformarlos en nuevos me parece interesante.
++++Valla publictaria.
En esta ocasión con motivo de una exposición perforé con un broca y un taladro de batería el nombre de los artistas que participaban junto a la fecha de la inauguración en la parte trasera de una valla publicitaria. Durante la inauguración repartí unas tablillas donde se leía el lugar donde se encontraba la vaya y la hora por la que en aquellos días la encendían.
Foto final.
Foto plantillas.
Enmarcar listones de madera, fecha y lugar.
Hacer una nueva. ( Ya no )
Ya no la iluminan.
Ya no lo encienden. ( no existe esta reflexión ahora )
++++Diarios.
Un total de 18 tablillas de 15x24 cm donde utilizo el pirograbador para escribir ideas y pensamientos de mi día a día.
...................
Asiento Acondicionado.
2015.
Luce y Eltono
Después de observar varias escuadras en desuso en lugares donde anteriormente estuvo colocado un aparato de aire acondicionado, decidimos aprovecharlas para instalar unas sillas. Asiento y respaldo de madera apoyan sobre las escuadras abandonadas en las fachadas de los edificios. Para la exposición ¨Lugares Comunes¨ en la galería Set Espai d´Art hicimos una instalación para enseñar la silla junto a cuatro fotografías donde aparecemos sentados. Esos autorretratos que aquí se enseñan son los testigos de las intervenciones donde se nos ve disfrutando del invento y contemplando la ciudad desde un punto de vista nuevo.
Foto: Omar Quiñones.
El Balcón De Los Balones Perdidos:
2016
Durante el mes de noviembre el artista estuvo recogiendo pelotas encaladas. Las buscó en solares, tejados y alrededor de parques y colegios de Mislata. También buscó la participación de conocidos, a quienes animó a recuperar balones de otros lugares.
Todas las pelotas que encontraba las lanzó a uno de los balcones situados en la plaza de la Constitución, frente al colegio. Lo eligió ya que había varias pelotas ya en él.
(Alba Braza comisaria de la Biennal de Mislata Miquel Navarro 2016.)
Façana Cortina.
2018.
Laura Palau y Luce.
Esta propuesta surge de nuestra participación en el Festival de Artes de Vilanova de Alcolea.
Nos fijamos en las cortinas situadas en las entradas de las casas. Cortinas de materiales, formas y colores diferentes. Nos interesó el hecho de utilizarse, tan relacionado con dejar la puerta de casa abierta. Un acto propio de los pueblos, de comunidades de vecinos con una relación cercana y de confianza.
Cubrimos la fachada de una casa del pueblo con una gran cortina a modo de elogio y reflexión sobre estos valores.
Una vez colocada disfrutamos con el movimiento de las tiras, ocultarnos detrás de ellas, el reflejo del sol...
Linea Recta:
La primera de las Lineas Rectas, tuvo lugar en Moncada, Valencia en junio de 2018.
En la cual Participó Iván Santana gracias a nuestro encuentro en Escola Lateral. Escribimos el principio de un texto del libro El hombre y la madera de Ignacio Abella, dedicado al trazado de rectas. He continuado escribiendo más texto, gracias a la ayuda de mi amigo Pete Florentini quién me ha dictado las frases o Vicent Orts.
Hoy, 31 de enero de 2019 existen 5 lineas rectas repartidas por Moncada, durante 2019 quisiera terminar de escribir el resto de texto. Una vez terminada me gustaría hacer una pequeña guía y recorrer los distintos lugares acompañado de gente que le pueda interesar.
Fotos: Carmen Gray, Iván Santana.
Tabla del siete:
Escribimos la tabla de multiplicar del número 7 como herramienta de comunicación y utilizamos el espacio público como lugar. Elegimos el camino de Moncada como una ubicación idónea por la cantidad de estudiantes que la recorren a diario y aprovechamos un elemento lineal y repetitivo, como son las farolas, para fomentar la enseñanza o ejercitar la memoria de una manera distinta.
Un total de 22 farolas sostienen la tabla de multiplicar. Cada factor se presenta por orden numérico en cada una de ellas. Es decir, en la primera farola veremos la fórmula «7x0=» y en la siguiente encontramos su producto «0», y así sucesivamente. La distancia entre cada farola genera tiempo suficiente para responder y pensar el resultado antes de ver la solución.
Toldos mislata:
Transformar el espacio abriendo o cerrando un toldo.
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