No usar la ciudad da lugar a la ciudad no usada; es decir, nos encasqueta encima un aparato sin utilidad.Y este aparato, esta máquina de habitación, este núcleo de convivencia, se deteriora por falta de uso; los engranajes se anquilosan, las arterias se oxidan, la luz se consume inútilmente.
Pues bien, este desgaste del fluido que no surte efecto es el defecto que fomenta el urbanita que no se siente como tal. Pero se siente como ¨Ciudadano¨porque su vida, inexpresiva en cualquier sitio, no le permite vivir la ciudad.
Por ejemplo: ciudad, lugar del amor. He aquí un título posible, al menos para aquellos que siempre hemos hallado el amor en la ciudad.
*Razones sobradas para que mis querencias vayan hacia la ciudad*
Los amantes del asfalto vemos con horror que éste no es más que un soporte para una máquina, el coche, que resuelve muy pocos problemas. O sea, el asfalto no es un elemento urbano en puridad en cuanto que su uso está planificado para atender una necesidad en gran medida postiza. Ahora bien, los amantes del asfalto sabemos que preferimos caminar sobre él que sobre la tierra. No es que no amemos la tierra, sino que preferimos caminar sobre algo que ya camina sobre ella.
No busco enemistarme con la ciudad ( ella no podria hacerlo conmigo) , sin hablar en conciencia, a la espera de un flechazo amoroso que ahora, ha de salir de ella. La ciudad que yo quiero querer estaría fundada en sí misma. Sería una mezcla de soledad y de olvidado instrumento del placer.
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