De repente, os parecerá (como si un demonio os lo hubiera susurrado al oído) que el arte Inmediatista que habéis creado es tan bueno, tan fresco, tan original, tan fuerte comparado con toda la mierda que hay en el mercado — tan puro que podríais aguarlo y venderlo, y ganaros la vida con él, y así podríais dejar todos el trabajo, comprar una granja en el campo y después hacer arte juntos para siempre. Y quizá sea verdad. Podrías... después de todo, sois genios. Pero más valdría volar a Hawai y arrojarse al interior de un volcán en erupción.
Seguro, podríais tener éxito; incluso podrían dedicaros quince segundos en el telediario de la noche, o un documental de la PBs sobre vuestra vida. Claro que sí.
3. Aquí es donde entra en escena el monstruo final, atraviesa la pared del salón y te mata (siempre y cuando el éxito no te haya echado a perder ya, claro). Porque, para tener éxito, primero debéis ser vistos. Y si se os ve, se os percibirá como algo malo, ilegal, inmoral: diferente. Las principales fuentes de energía creativa del Espectáculo están todas en prisión.
Pág 199.
"esos mamones están intentando convertirte en una patética y lisiada ruedecita, exprimida y vaciada de sangre, en la máquina de muerte del alma humana (iy no empecemos con sutilezas teológicas sobre qué queremos decir con «alma»!). Combátelos encontrándote con amigos, no para consumir o producir, sino para disfrutar de la amistad y habrás triunfado (al menos por un momento) "
Volviendo a casa después de rebuscar botes de pintura.
La pintura , salta a por ti. Por la espalda.
Por una tapa frágil, comida por el sol.
Aprovecha cualquier agujero o bache en el suelo.
Los coches se distancian.
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