sábado, 22 de octubre de 2011

¨Yo soy una víctima de esta cultura cruel, machista y egoísta de heredar el nombre de mi padre. Y me convertí en victimario al heredárselo a mi hijo. Sé que mi hijo no está conforme con su nombre. Y tiene razón. Él tiene derecho a vivir su vida, a pensar de otra manera, y a dejar de ver en el espejo mi sombra, mi camino, mis virtudes y mis defectos ¨.

http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/20492

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